Cierro los ojos y la brisa me atraviesa lentamente. Delante de mí, en silencio, sin que yo pueda verlos, luchan hasta la muerte dos titanes prehistóricos. Mientras tanto, saboreo un vaso de suave vino blanco.
Un tiempo para ocultarse donde son acogidos los amantes de la pedanteria y del saber ficticio.¡Eruditos a la violeta!, aqui sois bienvenidos.
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